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100 gramos de Piñones
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600 gramos de espinacas frescas o congeladas.
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2-3 huevos para el rebozado.
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Harina.
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Pan rallado. Para un acabado extra crujiente te recomendamos utilizar pan rallado grueso.
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Aceite para freír.
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Para la salsa bechamel casera:
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1 litro de leche.
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80 gramos de harina.
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100 gramos de mantequilla.
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Una pizca de nuez moscada.
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Sal.
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Dora los piñones en una sartén a fuego medio, hasta que tengan un color tostado.
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Pon una olla con agua y un poco de sal a fuego fuerte. Cuando empiece a hervir, añade las espinacas y deja que se cuezan.
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Puedes ir preparando la bechamel mientras hierven las espinacas:
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Incorpora la mantequilla en un cazo a fuego suave.
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Cuando esté líquida, aparta el cazo del fuego y añade la harina.
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Remueve todo rápidamente para que se forme una pasta homogénea y no queden grumos de harina.
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Añade la leche lentamente y remuévela constantemente, hasta conseguir la consistencia deseada. Añade sal y nuez moscada al gusto.
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Vierte la bechamel en otro recipiente, mézclala con los piñones y las espinacas y déjala enfriar.
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¡Manos a la obra! Haz la forma redonda de las croquetas y pásalas por harina, huevos batidos y, finalmente, por pan rallado. Déjalas reposar entre 30 minutos y 1 hora.
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En un cazo o sartén honda añade abundante aceite a fuego fuerte.
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Fríe las croquetas y escúrrelas para eliminar el exceso de aceite.